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Las
leyendas de espectros siempre han causado impresión, pero la de La Planchada
del Hospital Juárez del Centro es un caso excepcional, cuya fama ha despertado
el interés de los cazafantasmas. Recientemente, el programa Increíble, de la televisora polaca TVN viajó a México para entrevistar al doctor Eduardo Jiménez Sandoval, el mayor conocedor de la historia de este espíritu que se aparece en dormitorios y pasillos del nosocomio. Algunos de los empleados del Hospital aseguran haber sido testigos de la aparición del fantasma. Tal es el caso de la enfermera Romy del Rayo, quien narra lo sucedido en una ocasión cuando llegó a su trabajo para cubrir la guardia nocturna y, como todos los días, revisó que sus pacientes, antes de dormir, se hubieran tomado sus medicamentos. Todo parecía ir bien, sin embargo, al momento de llegar con uno de los enfermos para aplicarle una inyección, éste le dijo: "Oiga señorita, ¿cómo que me van a poner otra vez la inyección?" Ella respondió: "Pero si yo no le he puesto nada. A ver, dése la vuelta". A lo que el hombre replicó: "Le digo que ya me la puso, mire aquí tengo el piquete y ahí está la botellita, mire". Romy pensó que esa noche había dos enfermeras de guardia, pero no era así. El incidente se repitió con otro de los pacientes y fue en ese momento cuando empezó a cuestionar a ambas personas, quienes aseguraron que una enfermera desconocida los había asistido. Se trata de una mujer de apariencia joven, con bata larga y cofia blanca. Su atuendo llama la atención, pues corresponde a los que usaban las enfermeras de principios del siglo XX, además de estar perfectamente almidonado y planchado, de ahí su nombre de La Planchada. La enfermera parece estar flotando en el aire, pues nadie ha visto sus tobillos ni pies; además, su rostro siempre lo tiene hacia un lado o cubierto por un velo. "No es un espíritu malo -dicen los pacientes-, sino una persona que pone atención especial con los enfermos graves y que ayuda a las enfermeras cuando se quedan dormidas por el cansancio, La Planchada aparece para sustituirlas". Pero el de la enfermera no es el único espíritu que deambula por el nosocomio, pues también se aparecen dos niños. Para llegar a los dormitorios es necesario cruzar el jardín central, lugar por donde los empleados pasan con sigilo y rapidez, ya que temen la aparición del fantasma de una niña rubia, jugando a carcajadas con el agua. "Esto no es un cuento -dice Romy-, yo la he visto, está peinada con bucles y porta un traje de estilo colonial, tiene como ocho o diez años. Se ve inofensiva, pero su risa me da miedo, además de que te observa fíjamente". La otra aparición es de un niño no mayor de seis años de edad que corre y juega por los pasillos. Cuando es visto, los pacientes le llaman la atención y las enfermeras lo buscan para pedirle guardar silencio y acompañarlo con sus familiares, pero la sorpresa es que cuando creen alcanzarlo desaparece. Tanto las razones por las que se aparecen estos fantasmas, como sus identidades se desconocen hasta ahora y no se sabe quién podría proporcionar información al respecto. Para algunos estas historias no son más que un cuento, en cambio para quienes las han vivido, son una realidad de la que hay que mantenerse alejado, y otros buscan un encuentro cercano con ellos, como los del programa Increíble. | |||||
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