COMUNICADO DE PRENSA No. 102

28/Julio/2001

Tatuarse implica serios riesgos para la salud.

  • Los tatuados, impedidos para donar sangre Tatuarse implica riesgos graves de salud, sobre todo en lugares no especializados y carentes de la higiene indispensable para evitar enfermedades mortales como la hepatitis "C" o SIDA que pueden transmitirse por el contacto con sangre.

La doctora Judith Domínguez, médico adscrito a la división de Dermatología del Hospital General "Manuel Gea González", de la Secretaría de Salud, comentó que la mayoría de los establecimientos donde se hacen los tatuajes no están debidamente equipados y se trabaja con agujas, jeringas, guantes de reuso y no esterilizados, por lo que el contacto con la sangre de diversas personas puede provocar la transmisión de diversas enfermedades.

Recomienda a las personas que ya se tatuaron acudir a un centro o unidad de salud para someterse a exámenes de laboratorio a fin de verificar si son o no portadores de enfermedades contagiosas. Además, afirmó, está prohibido que los tatuados sean donadores de sangre.

Propuso, que se legisle al respecto para que sólo gente profesional, con equipo e instalaciones adecuadas éste autorizada para este tipo de trabajos en la piel humana. Sólo así podrá haber control sobre los centros de tatuaje y de las personas que acuden a ellos.

La doctora Domínguez, señaló que este tipo de establecimientos por lo menos deben contar con sala de espera, cubículo con equipo esterilizado, sistema especializado de lavado de material que no incluya el manejo con las manos, uso de guantes, cubreboca y desinfectante, entre otros.

Asimismo, sugirió a las personas que quieran un tatuaje en su cuerpo, antes se informen de las posibles consecuencias que esto puede tener, porque una piel grabada así sólo puede restaurarse mediante cirugía que resulta ser costosa y generalmente deja cicatrices.

Comentó que al Hospital General "Manuel Gea González" acuden muchos pacientes en busca de una operación para eliminar un tatuaje, por ser en muchas partes un obstáculo para conseguir empleo. Pero se trata de difíciles cirugías, sobre todo cuando el tatuaje es muy grande. En esa institución el año pasado se efectuaron 30 cirugías para desaparecer tatuajes pequeños, que dejaron una cicatriz prácticamente imborrable.

Existen dos formas de quitar un tatuaje: la cirugía, que sólo se practica en tatuajes pequeños en brazos y piernas y la operación para extirpar por completo la marca mediante el uso de rayo láser, pero éste es un procedimiento muy costoso, porque si tiene pigmentos de varios colores, se necesitará un rayo láser para cada uno de ellos.

La especialista señala que quitarse un tatuaje de cuatro centímetros, por ejemplo, tiene un costo de cinco mil pesos la primera sesión, pero normalmente se requieren de tres a cuatro sesiones para que desaparezca el pigmento si es de un solo color; si tiene varios colores, el costo aumenta.

La doctora Domínguez dijo que las personas que se realizan un tatuaje son los adolescentes y los adultos jóvenes de 24 ó 25 años que pretenden seguir la moda de algunos artistas o modelos, aunque no se ha demostrado a través de estudios sean personas con problemas psicológicos, de personalidad, agresión, rebeldía o problemas familiares.

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