A los valientes

Mis manos han tocado mil veces el testuz del toro al entrar a matar.
Tus manos han curado las heridas de mi cuerpo.
Miles de ojos me han visto hacer el paseíllo.
Tus ojos han visto lo más profundo de mi ser.

La faena la realizo en la plaza.
Tú, en el quirófano.
Nuestro mundo lo iluminan mil luces.
Y llego a tus manos con los ojos cerrados.

Tú me recibes con las manos tranquilas, el corazón sereno y los ojos muy alertas.
Eres el único que me dice que me voy a recuperar para torear de nuevo.
Y te pregunto, ¿cuándo?

Transformas en dulces los medicamentos que me das como si fuera un niño.
Tomas mi mano para verificar mi agitado pulso.
Y me invitas a que bebamos juntos, a grandes tragos, la inspiración de lidiar a la muerte.

Descubro que te gusta la fiesta brava porque llevas en la bolsa de tu bata cápsulas de destellos de luna.
Te apareces ante mí para salvarme de las heridas más dolorosas de sanar: ¡El miedo!, ¡los recuerdos!

Mi dolor es tu dolor.
Mi recuperación tu inspiración.
Encontrarte tan valiente, luchando por mi vida, me convierte en tu ferviente admirador.

Poema enviado por Jacinta Ruiz Rabasa, directora de Calisalud

 
 
 
   Pinturas de Arturo Sandoval, jefe del Departamento de Impresos de la DGCS de la SSA