Ciudad de México, 23 de julio de 2002.

Mensaje del Dr. Julio Frenk Mora, secretario de Salud, en la presentación del informe Salud: México 2001, durante el Foro Ciudadano de la Salud.

"El México de mañana ha tener el perfil que le dibujen nuestros sueños, y ha de alcanzar la altura a que lo levante nuestro esfuerzo."

Esta cita del maestro Ignacio Chávez sirvió de marco, hace poco más de un año al presentar en este mismo recinto el Programa Nacional de Salud 2001-2006, para convocar a la sociedad en su conjunto a que despleguemos juntos nuestro mejor esfuerzo para hacer realidad el sueño de un México más saludable.

El Programa Nacional de Salud 2001-2006 lleva como subtítulo "La democratización de la salud en México". A un año de distancia venimos hoy a darle vida al espíritu de ese subtítulo.

En una sociedad en transición, pocos derechos tan anhelados, necesarios y dignos de garantía como el derecho de acceso a la información. En México, este aspecto crucial de la democracia cuenta ya con un instrumento eficaz, diseñado mediante el concurso y el consenso de las principales fuerzas políticas.

El 10 de junio de 2002 el Presidente Vicente Fox firmó la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, haciendo así realidad un compromiso adquirido con la sociedad y una aspiración histórica.

Este Foro Ciudadano de la Salud y el documento que hoy presentamos ante ustedes, Salud: México 2001, se inscriben en el espíritu de esta Ley, responden a sus mandatos y hacen suyos sus objetivos:

  1. Asegurar que toda persona pueda tener acceso a la información mediante procedimientos sencillos y expeditos;

  2. hacer transparente la gestión pública mediante la difusión de la información que generan los sujetos obligados, y

  3. favorecer la rendición de cuentas a los ciudadanos de manera que puedan valorar –de forma objetiva e informada– el desempeño de los servidores públicos.

La amplia participación ciudadana que vivimos para la elaboración del Programa Nacional de Salud 2001-2006 también se ha hecho patente en la organización de este Foro. Por ello, deseo agradecer su compromiso a las instituciones nacionales de salud, a los gobiernos estatales y municipales, a las organizaciones sindicales, a las agrupaciones de profesionales, al sector académico, a los empresarios y a las organizaciones de la sociedad civil.

El Foro inicia con este evento en el que presentaremos los principales resultados del informe Salud: México 2001, para posteriormente abrir un espacio de discusión en cinco foros temáticos sobre equidad; calidad; protección financiera; investigación, enseñanza y desarrollo tecnológico, y fortalecimiento del sistema de salud.

Sin duda, las aportaciones y deliberaciones de los foros temáticos resultarán de la mayor importancia para orientar el desarrollo de los programas de acción diseñados para dar cumplimiento a las metas planteadas en el Programa Nacional de Salud.

Por la importancia de los temas que se tratarán, restringir la discusión al espacio disponible el día de hoy resultaría insuficiente. Por ello, durante el trascurso de las semanas siguientes, cualquier persona podrá participar a través de los espacios que para este propósito se destinarán en el sitio en Internet de la Secretaría de Salud, así como a través de un número telefónico para recibir llamadas desde cualquier parte del país.

El informe Salud: México 2001 que hoy presentamos ante este foro y ante la opinión pública general es un documento que muestra la manera en que se utilizan los recursos en el sector salud y que presenta los resultados obtenidos por los diversos servicios y programas. Así, representa un instrumento que complementa los mecanismos formales de rendición de cuentas del Poder Ejecutivo ante el Poder Legislativo.

El informe Salud: México 2001 fue elaborado por la Secretaría de Salud en colaboración con las 32 entidades federativas y las principales instituciones de salud, y se publicará anualmente a partir de esta fecha.

El trabajo realizado para la recopilación de esta información fue enorme. Significó, en primer lugar, reducir en seis meses los tiempos de consolidación y entrega de las estadísticas básicas del sector.

En segundo lugar, implicó la desagregación de un buen número de indicadores por sexo, algo que se hacía sólo para unos cuantos de ellos. Se trata de un instrumento esencial para imprimir una perspectiva de género a las políticas de salud, acorde con los lineamientos del Programa Mujer y Salud que el gobierno del Presidente Vicente Fox puso en marcha desde el inicio de su administración.

Finalmente, la desagregación de los valores de diversos indicadores según el nivel de marginación constituye también una innovación que nos permite darle seguimiento a las inequidades en salud.

Los propósitos centrales de Salud: México 2001 son dos:

  1. Informar a la ciudadanía sobre el estado actual de la salud y el sistema de atención a través de la presentación comparativa de los valores estatales de 43 indicadores básicos de salud, los cuales fueron aprobados por el Consejo Nacional de Salud, y

2. reconocer los mejores desempeños –de entidades federativas, instituciones y unidades– en materia de atención médica y salud pública a través de 21 indicadores.

La desagregación estatal y por institución tiene como propósito promover el aprendizaje compartido. A través de la comparación de los resultados obtenidos, los componentes de nuestro sistema federalizado de salud pueden aprovechar las experiencias exitosas que en distintos rubros están teniendo las diversas entidades públicas.

La información del documento que hoy presentamos ante ustedes habla de los grandes avances de México en materia de salud de los últimos 50 años, pero también de nuestras cuentas pendientes y de los nuevos retos.

Al igual que en la mayoría de los países del mundo, las condiciones de salud en México mejoraron considerablemente en el último medio siglo. A principios de la década de los años cincuenta morían al año en el país 167 de cada 1 000 niños menores de 5 años; hoy mueren menos de 30. La mortalidad general pasó de 16 defunciones por 1 000 habitantes en 1950 a 4.5 en el año 2000.

Como reflejo de la reducción de la mortalidad, la esperanza de vida al nacer se incrementó de manera muy consistente durante la segunda mitad del siglo XX. Entre 1950 y 2000 el país ganó 25.7 años en este indicador. Hoy las mujeres mexicanas pueden aspirar a vivir casi 78 años y los hombres casi 74. Estas son cifras parecidas a las de la República Checa y Argentina en el caso de las mujeres, y de Finlandia y Chile en el caso de los hombres.

Las principales causas de muerte también se modificaron. Las enfermedades transmisibles y los padecimientos ligados a la reproducción, que ocupaban los primeros sitios en las causas de mortalidad, fueron desplazadas por las enfermedades no transmisibles y las lesiones. Entre 1950 y 2000 el porcentaje de defunciones debido a infecciones intestinales disminuyó 14 veces, mientras que las muertes por enfermedades del corazón cuadruplicaron su participación en el total.

Estos avances son producto de la mejoría en las condiciones generales de vida, pero también resultado del esfuerzo de nuestras instituciones de salud, que se consolidaron en la segunda mitad del siglo XX.

Pero así como celebramos con justicia nuestros logros, debemos reconocer la persistencia de problemas que ya debíamos haber resuelto y la aparición de padecimientos que se hicieron evidentes como resultado de nuestros éxitos en el combate a las enfermedades del rezago epidemiológico.

No obstante la notable reducción que ha experimentado durante la última década, la mortalidad por enfermedades diarreicas e infecciones respiratorias sigue siendo elevada, particularmente en las entidades del sur del país, en las zonas rurales, en los municipios marginados y en las poblaciones indígenas. En conjunto, las llamadas enfermedades del rezago son responsables de 15% de las muertes, pero en los municipios de alta marginación contribuyen con poco más de 25% de las defunciones.

Por ello, desde principios del año pasado pusimos en marcha el Programa de Salud y Nutrición de los Pueblos Indígenas que este año atenderá a medio millón de niñas, niños y mujeres en las zonas más pobres del país.

A la persistencia de las enfermedades del rezago en ciertos grupos poblacionales hay que agregar el incremento de los padecimientos que hasta hace poco eran propios de las sociedades desarrolladas y que hoy dominan el perfil epidemiológico de los países de ingresos medios, incluido México. Las enfermedades del corazón, las cerebrovasculares, los tumores malignos, la diabetes y la cirrosis del hígado concentran casi 55% de las muertes ocurridas en el país. Estos problemas son más comunes en las áreas urbanas, pero están lejos de ser privativos de las poblaciones de mayores recursos.

El problema de las adicciones representa un reto especial en este rubro que demanda la aplicación pronta de medidas de salud enérgicas. De aquí la importancia de las acciones recientemente anunciadas contra la publicidad del tabaco.

En 2001 las enfermedades del corazón fueron la primera causa de mortalidad general. Una de cada cinco muertes cayó en esta categoría.

La mortalidad por enfermedades cerebrovasculares se ha mantenido en niveles relativamente bajos en los últimos diez años. Sin embargo, el envejecimiento de la población y el incremento de los riesgos asociados a estos padecimientos –como la obesidad, la hipertensión y la diabetes– nos obligan a diseñar e implantar políticas dirigidas a su prevención y tratamiento oportuno.

La mortalidad por tumores malignos va en ascenso. Destacan en particular los tumores asociados al tabaquismo y los tumores malignos de la mujer, como el cáncer cérvico-uterino y el cáncer de mama.

La diabetes mellitus ha presentado en años recientes un crecimiento importante. Entre 1980 y 2001 la tasa de mortalidad por esta causa aumentó de 20 por 100 000 a casi 50 en el momento actual.

A la mortalidad por enfermedades no transmisibles habría que sumar, como principales causas de daños a la salud en el país, los accidentes, los homicidios y los suicidios. La mortalidad por esta última causa presentó un crecimiento consistente en los últimos diez años que afectó sobre todo a la población masculina.

Ante la creciente complejidad de las condiciones de salud, el sistema de atención debe mejorar su calidad de la atención. Por ello, desde enero de 2001 el Presidente Vicente Fox puso en marcha la Cruzada Nacional por la Calidad de los Servicios de Salud. Esta iniciativa se propuso, entre otros objetivos, reducir los tiempos de espera en consulta externa y en las unidades de urgencias. En su primera fase incorporó al monitoreo de estos y otros indicadores a 3,037 unidades de primer nivel y 479 hospitales.

Los datos de Salud: México 2001 muestran que, con contadas excepciones, las unidades participantes en la Cruzada Nacional por la Calidad de los Servicios de Salud han alcanzado tiempos promedio de espera en consulta externa y en urgencias que pueden calificarse de razonables. Estos avances, sin embargo, son sólo un principio en el camino de mejorar la calidad.

El sistema de salud se enfrenta asimismo al reto de evitar los gastos catastróficos que, por motivos de salud, presenta un porcentaje importante de hogares en el país. Este fenómeno tiene su origen en el hecho de que un número considerable de mexicanos sigue cubriendo sus necesidades de salud a través de pagos directos en el momento de solicitar la atención. Estos gastos representan 52% del gasto total en salud. En Colombia este porcentaje asciende a 20% y en el Reino Unido apenas a 3%.

En este rubro, el informe presenta cifras "basales" que serán de gran utilidad para evaluar los esfuerzos que, a través del Seguro Popular, está llevando a cabo la actual administración en esta materia. Según cálculos realizados por la Secretaría de Salud, durante el año 2000 entre 2 y 3 millones de hogares mexicanos incurrieron en gastos catastróficos por motivos de salud. Este fenómeno fue particularmente común en los hogares pobres y en las familias que no cuentan con seguridad social formal.

Para corregir esta fuente de injusticia, el Seguro Popular de Salud ha llevado a cabo en estos meses acciones tanto por el lado de la demanda como por el de la oferta de servicios de salud. Como muestra de este último punto, entre diciembre de 2001 y abril de este año, se pusieron en funcionamiento pleno 657 unidades médicas que por diversas razones no operaban a toda su capacidad.

Para atender los tres grandes retos del sistema mexicano de salud –la inequidad, la calidad heterogénea y la inseguridad financiera– es necesario empezar a resolver el problema de la suficiencia de la inversión en salud. México dedica apenas 5.7% del PIB a la salud. En contraste, hay países en América Latina, como Uruguay, Colombia y Costa Rica, que dedican 10, 9.3 y 8.7% de su riqueza, respectivamente, a atender sus necesidades de salud. El promedio latinoamericano es de 6.1%.

En segundo lugar, es necesario modificar la composición de este gasto para disminuir la proporción del gasto del bolsillo, que es inequitativo e ineficiente porque rompe la solidaridad financiera según la cual los que están sanos en un momento dado contribuyen a financiar la atención de los que están enfermos.

En tercer lugar, es indispensable modificar la distribución de los recursos públicos. Los datos de Salud: México 2001 indican que el gobierno federal asigna dos veces más recursos per cápita a la población afiliada a la seguridad social que a la población no asegurada.

Hay un problema adicional de distribución. Al comparar la asignación per cápita de recursos entre poblaciones y entidades federativas, se observa una diferencia de 9 a 1 entre la población asegurada de la entidad con mayores recursos y la población no asegurada del estado con menos recursos. Estas diferencias, por cierto, no guardan ninguna relación con las necesidades de salud; son producto de inercias históricas.

El financiamiento de la atención a la salud requiere asimismo de una revisión de las contribuciones de los distintos ordenes de gobierno. El gasto per cápita proveniente de fuentes estatales es 230 veces mayor en la entidad federativa que más invierte en salud que en la que menos lo hace.

Por lo que se refiere a los recursos humanos, existen en el país, paradójicamente, zonas urbanas con un exceso de médicos y áreas rurales con una escasez histórica.

Las camas censables presentan una situación similar. Aunque en el país en general sigue existiendo una carencia relativa de camas, que se expresa en una sobreocupación en la mayoría de las unidades del medio urbano, sobre todo en la atención de alta especialidad, en algunas zonas existen niveles promedios de ocupación bajos.

La oferta de servicios no es diferente. Los datos de partos atendidos en unidades médicas que se presentan en este documento muestran contrastes importantes. La mitad de las entidades federativas presentan coberturas mayores de 90%, pero hay estados, como Chiapas y Oaxaca, en donde los porcentajes no superan 60%. Las diferencias entre niveles de marginación son todavía mayores. En los municipios de muy baja marginación más de 90% de los partos se atienden en unidades de salud. En contraste, en los municipios de muy alta marginación menos de 40% de los nacimientos se atienden en unidades médicas.

Una historia de éxito indiscutible son las inmunizaciones, que han alcanzado coberturas prácticamente universales. La cobertura con el esquema completo de 12 vacunas alcanza a 93.6% de los niños de 1 año y a más de 97% de los niños de 1 a 4 años. Se trata de porcentajes considerablemente mejores que los de Estados Unidos y la gran mayoría de los países latinoamericanos. Esto nos ha permitido, entre otras cosas, eliminar la poliomielitis y controlar el sarampión.

En la última década del siglo XX, la vacunación fue la frontera de universalización que nuestro sistema de salud se marcó. Ahora, nos hemos comprometido con una nueva frontera: la universalización de la atención del embarazo y parto. Por ello, desde mayo del año pasado el Presidente Vicente Fox puso en marcha el "Programa Arranque Parejo en la Vida", que nos permitirá alcanzar esta nueva frontera.

Uno de los mecanismos más útiles de aprendizaje compartido es la identificación de los mejores desempeños. Las unidades de servicios, los programas y las instituciones pueden beneficiarse del conocimiento de las prácticas exitosas de sus pares. Con este fin, Salud: México 2001 incorporó una sección de desempeños extraordinarios en los ámbitos de la atención médica y la salud pública.

En el ámbito de la atención médica se buscó identificar prácticas exitosas relacionadas con la Cruzada Nacional por la Calidad de los Servicios de Salud y el arbitraje médico. A reserva de ampliar el campo de acción de esta iniciativa, en esta primera fase se buscó reconocer buenos desempeños en tres áreas: i) constitución de comités estatales de calidad y de sistemas de monitoreo de indicadores; ii) trato digno en unidades de primer nivel y iii) trato digno en unidades de urgencias. En el informe se mencionan las unidades específicas de atención que alcanzaron desempeños sobresalientes este año. Esperamos que este tipo de reconocimiento público se convierta en un incentivo para la mejora continua durante los años por venir.

Por lo que se refiere al arbitraje médico, cabe mencionar que ya hay 16 entidades federativas que cuentan con Comisiones Estatales de Arbitraje Médico formalmente constituidas y funcionando.

En salud pública se buscó destacar el desempeño en prevención y control de enfermedades, adicciones, y riesgos sanitarios. Nuevamente, el informe reconoce explícitamente a cada uno de los programas estatales que mejores resultados obtuvieron.

La información de Salud: México 2001 es extraordinariamente rica. Esperamos que le sirva:

  • a los ciudadanos, para reclamar los derechos y cumplir las obligaciones que en este ámbito la ley les asigna, y para promover su participación en todos los asuntos relacionados con su salud;

  • a los medios de comunicación, para ampliar la discusión pública sobre la salud y facilitar su tarea de orientación;

  • a los legisladores, para enriquecer sus deliberaciones, fortalecer el diálogo con las autoridades del sector e informar sus decisiones, y

  • a los directivos, para facilitar sus actividades de planeación y definición de prioridades, y, en su caso, reorientar la operación de los servicios que tienen a su cargo.

Esperamos también que en este documento se reconozcan los trabajadores de la salud: actores principales de nuestro sistema y responsables de los enormes avances que se han producido en las condiciones de salud de nuestra población durante el último medio siglo.

A través del Foro Ciudadano de la Salud abrimos un espacio al diálogo amplio e incluyente que una sociedad democrática demanda. Ello es posible porque todos reconocemos en la salud un valor unificador y un objetivo socialmente compartido.

En este foro todas las voces cuentan y merecen ser escuchadas:

las voces de las señoras y los señores legisladores, quienes, en el marco del equilibrio entre los poderes, juegan un papel cada vez más trascendental para lograr la vigencia plena del derecho constitucional a la protección de la salud;

  • las voces de los gobiernos estatales y municipales, cuya experiencia y conocimiento de la realidad local son fundamentales para construir un federalismo cooperativo en salud;

  • las voces de los trabajadores de la salud y de sus representantes sindicales, con quienes compartimos el propósito de ofrecer oportunidades para el avance del recurso más valioso con que cuenta el sistema de salud, el recurso humano;

  • las voces de los organismos académicos, de los empresarios y de las organizaciones de la sociedad civil, quienes son motores de los cambios que nuestro sistema de salud requiere.

Salud: México 2001 reitera el compromiso de contribuir a mejorar de manera continua la salud de los mexicanos y las mexicanas, un objetivo compartido por todos los grupos sociales y todos los partidos políticos. A ese compromiso se suma ahora nuestra intención y nuestra obligación de compartir también la información que da cuenta de nuestros esfuerzos.

El espíritu que nos anima fue expresado con claridad por el Presidente de la República en la ceremonia de firma de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental:

"Estamos seguros que un Gobierno que rinde cuentas, que se abre a los ojos de los ciudadanos, que cumple con la Ley y tiene un comportamiento ético, responde al objetivo de transparencia y tiene efectos positivos sobre la vida ciudadana; además de apuntalar la confianza y la certidumbre, se fortalece la capacidad de la sociedad para evaluar a su Gobierno y tomar sus propias decisiones."

Muchas gracias.

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